Dentro de la amplia lista de ventajas del teletrabajo, se encuentra la de poder flexibilizar la gestión del mismo, por medio de recursos como trabajar desde cualquier lugar o parte del mundo, equilibrar la vida personal con la laboral, ampliar el desarrollo profesional y plantearse retos laborales sin importar la ubicación geográfica, autogestionar los horarios, evitar largas horas de desplazamiento a la oficina, etc. Trabajar desde sus propios entornos y con sus propias herramientas, significa una contribución importante en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas que se emplean a través de esta modalidad, siempre y cuando se gestione de manera adecuada y se desarrollen ciertas capacidades que están relacionadas con este tipo de trabajo.
Si bien los beneficios del teletrabajo optimizan las labores, al tiempo que permite organizar las responsabilidades de acuerdo con las prioridades y los asuntos personales; también resulta contradictorio que esto mismos privilegios puedan generar un impacto negativo en la salud mental y también física de los trabajadores, cuando aparecen factores de riesgo como el aislamiento social, jornadas de trabajo prolongadas, distracciones familiares o de tipo doméstico, sedentarismo, sobrecarga de trabajo, adicción al trabajo, etc.
Como producto de una inadecuada gestión para trazar límites entre la vida laboral y personal, los trabajadores pueden comprometer su salud cuando los riesgos psicosociales asociados al teletrabajo comienzan a ser recurrentes y no existe un manejo oportuno de estas manifestaciones. La literatura científica con respecto a este tema es amplia y ha identificado los principales efectos:
•Estrés
•Ansiedad
•Alteración del sueño
•Depresión
•Fatiga
•Desgaste emocional
•Tecnoestrés
•Obesidad
•Alteraciones metabólicas
•Trastornos musculoesqueléticos
•Fatiga visual
Estas afectaciones en los trabajadores pueden ocurrir, precisamente, cuando hay una ruptura de alguno o varios de los beneficios del teletrabajo. Por ejemplo, el trabajador, al tener la opción de trabajar desde su casa, puede llegar a sobrepasar el tiempo destinado al trabajo, afectando o incluso sacrificando el propio tiempo personal (familiar) y aumentado la carga laboral. Así mismo, situaciones como no separar adecuadamente el espacio de trabajo con el resto del entorno familiar, los problemas domésticos e incluso la inestabilidad económica y la falta de prestaciones sociales que implica el teletrabajo cuando el trabajador labora de manera independiente; son variables que contribuyen a aumentar el desgaste emocional y cognitivo, afectando de manera general el bienestar del teletrabajador.
Dicha lista de efectos en la salud, si no son tratados a tiempo puede significar un riesgo alto para desarrollar ciertas enfermedades como las cardiovasculares o la agudización de las ya existentes, lo que puede significar un deterioro en el funcionamiento cotidiano y la privación para disfrutar de manera plena las experiencias que se derivan del trabajo y del entorno personal.
Aunque no existe un perfil ideal del teletrabajador, hay ciertas particularidades que en el teletrabajo resultan ser importantes, especialmente, porque las principales están relacionadas con el uso de las tecnologías y con características personales como la disciplina, el autocontrol, la automotivación y la adaptación, entre otras. Sin embargo, cuando se evidencia una incompatibilidad entre las características idóneas del trabajo y las que realmente tiene el trabajador, puede producirse un efecto negativo en la salud mental y física de la persona, debido a que debe enfrentarse de manera recurrente a situaciones demandantes que pueden salirse de su control, llevándolo a un estado de tensión y ansiedad permanente, así como de frustración y afectación en sus ritmos biológicos.
¿Qué hacer para disminuir los efectos de los riesgos del teletrabajo?
Las recomendaciones para evitar o disminuir el impacto de los riesgos psicosociales del teletrabajo, comprenden medidas de autogestión en lo referente a la organización del trabajo y de autocuidado para la salud mental y física, como por ejemplo:
•Adecuar un espacio, dentro del entorno doméstico, que sea especialmente destinado para el desarrollo de las actividades laborales
•Establecer límites en los horarios laborales que permitan equilibrar de manera sana la relación trabajo-vida personal
•Respetar los periodos de descanso, ocio y la vida social
•Establecer horarios que permitan la desconexión digital de manera diaria
•Poner en práctica técnicas para gestionar el estrés en el trabajo
•Mantener un estilo de vida saludable (alimentación, actividad física, hábitos, etc.)