Bienvenid@ a SIMEON
La época de fin de año es quizá una de las de mayor estrés y tensión para los trabajadores, no solo porque la carga laboral puede aumentar sino porque también los trabajadores pueden sentirse descompensados fisica y emocionalmente, afectanto su desempeño laboral y su vida personal y familiar.
Estar comprometidos en el trabajo es un comportamiento sano y necesario para cumplir con las metas y objetivos propuestos. Sin embargo, cuando existe una adiccion al trabajo que sobrepasa los esfuerzos físico y mental, la salud puede estar en riesgo y, contrario a lo que se piensa, el desempeño disminuye lo mismo que la calidad del trabajo.
Muchos trabajadores pueden sentir que su trabajo es inestable cuando no goza de los beneficios de una contratación apropiada, cuando el ambiente en su puesto de trabajo es hostil o percibe que en la empresa se presentan cambios constantemente en los procesos y en la rotación de personal. Ante esta situación, los trabajadores pueden elevar sus niveles de ansiedad y estrés, debido a la falta de certeza y acompañamiento por parte de la compañía o jefes inmediatos, afectando su calidad de vida y bienestar.
En algunos momentos de la vida, la mayoría de las personas pueden experimentar que no se merecen el reconicimiento ni el éxito de los logros alcanzados, pues sienten que no han sido sus propias capacidades las que las llevado a este propósito, sino más bien la suerte o la casualidad. Surgen, entonces, pensamientos que tratan de minimizar el esfuerzo y el compromiso dedicado, sumiéndolos en un miedo permanente a ser descubiertos por los demás.
Los estados emocionales forman parte de la vida del ser humano. Su capacidad de influir en distintas áreas de la vida es alta, y dependiendo del manejo que se le de a las emociones, puede resultar positivo o negativo, especialmente cuando se trata de productividad laboral.
Quedarse aislado en casa para cumplir con las medidas preventivas ante el COVID-19, es una situación que puede generar, entre otras alteraciones, estrés, ansiedad y depresión, afectando la salud mental. Afrontar esta situación requiere de aceptación y una serie de pautas que ayudarán a controlar los cambios paulatinos que se podrán experimentar en el transcurso de la cuarentena.
Aunque la ansiedad se considera como un estado de alerta normal o como el motor que impulsa al individuo a reaccionar frente a una situación específica o de peligro, cuando estos espisodios de ansiedad se vuelven intensos o repetitivos pueden afectar no solo la salud mental de la persona, sino que dependiendo de la prevalencia de los síntomas, puede convertirse en un estado patológico que llega a incidir negativamente en la vida de las personas y en sus entornos, como el laboral.