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En algunos momentos de la vida, la mayoría de las personas pueden experimentar que no se merecen el reconicimiento ni el éxito de los logros alcanzados, pues sienten que no han sido sus propias capacidades las que las llevado a este propósito, sino más bien la suerte o la casualidad. Surgen, entonces, pensamientos que tratan de minimizar el esfuerzo y el compromiso dedicado, sumiéndolos en un miedo permanente a ser descubiertos por los demás.
Los estados emocionales forman parte de la vida del ser humano. Su capacidad de influir en distintas áreas de la vida es alta, y dependiendo del manejo que se le de a las emociones, puede resultar positivo o negativo, especialmente cuando se trata de productividad laboral.
Quedarse aislado en casa para cumplir con las medidas preventivas ante el COVID-19, es una situación que puede generar, entre otras alteraciones, estrés, ansiedad y depresión, afectando la salud mental. Afrontar esta situación requiere de aceptación y una serie de pautas que ayudarán a controlar los cambios paulatinos que se podrán experimentar en el transcurso de la cuarentena.
Aunque la ansiedad se considera como un estado de alerta normal o como el motor que impulsa al individuo a reaccionar frente a una situación específica o de peligro, cuando estos espisodios de ansiedad se vuelven intensos o repetitivos pueden afectar no solo la salud mental de la persona, sino que dependiendo de la prevalencia de los síntomas, puede convertirse en un estado patológico que llega a incidir negativamente en la vida de las personas y en sus entornos, como el laboral.