No cabe duda que el correo electrónico ha facilitado la comunicación tanto en el ámbito laboral como en el personal. Esta forma de comunicarnos, de enviar mensajes y de interactuar ha permitido romper distancias e instalar una comunicación instantánea, económica y versátil, al permitir el uso de archivos multimedia. ¿Pero, cuál es su impacto en el medio ambiente? Sin duda, mucho menor que el uso del papel, si comparamos sus ventajas frente a este último.
El envío de un email en sí no implica una contaminación directa en cuanto a la generación de sustancias químicas o residuos físicos. Sin embargo, para que este proceso de envío y de almacenamiento se realice es necesario el consumo de una cantidad significativa de energía para poner en funcionamiento los servidores, la infraestructura de red y los equipos electrónicos; y es precisamente, todo este proceso digital el que sí provoca un impacto ambiental negativo al generar ciertos porcentajes de emisiones de carbono en el ecosistema.
Teniendo en cuenta lo anterior, está claro que cada envío de un correo electrónico, sí genera una pequeña cantidad de huella de carbono y su porcentaje depende mucho de los factores asociados a este envío, como la inclusión de archivos adjuntos (audio, imágenes, video), el tamaño del correo, el dispositivo electrónico que se usa, el tipo de conexión (de alta o baja velocidad) y el número de destinatarios, entre otros.
Aunque resulta difícil saber con certeza las cifras relacionadas con la huella de carbono originada por el envío de correos electrónicos, porque además depende de quiénes hagan los estudios y de cuáles variables se incluyan; se conocen estimaciones que pueden dar una idea aproximada. Por ejemplo, Red 2030, estima que la huella de carbono que se produce por el uso del email y del internet representa alrededor del 3.7% de emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Si nos enfocamos en cifras, el envío de un correo electrónico que solo contiene texto puede generar alrededor de 4 gramos de CO2. Pero si se incluye archivos adjuntos muy pesados (teniendo en cuenta además, todos los otros factores asociados a este envío) este número puede aumentar hasta 50 gramos. Esto solo si nos referimos al envío de correos, porque aunque resulte difícil de creer, el almacenamiento de correos electrónicos también contribuye a la generación de la huella de carbono. Y este porcentaje está alrededor de los 10 gramos de CO2 al año, por cada correo almacenado. A simple vista, pueden parecer cifras pequeñas. Pero si tomamos en cuenta la cantidad de personas que hacen uso del correo digital y del número de envíos de estos durante el día, al nivel mundial, la cifra podría llegar a ser preocupante.
¿Te has puesto a pensar en cuál es la cantidad de huella de carbono que genera la forma de gestionar tus correos electrónicos? Si envías un email a una persona que está al otro lado del continente donde vives; si lo envías a una persona o varias, o si luego decides reenviarlo a otras más; o si decides enviar el correo electrónico desde un dispositivo que consume más energía. Y si a esto le sumas, que no acostumbras a eliminar correos innecesarios con grandes archivos adjuntos. Todo esto finalmente, tendrá un impacto mayor en la generación de la huella de carbono.
Mejores prácticas para el uso del correo electrónico:
Si bien es cierto no podemos controlar todo lo que está asociado con el funcionamiento del mundo digital, ni tampoco podemos prescindir de una herramienta tan importante como el correo electrónico y del mismo uso de la web; sí podemos tomar medidas que logren minimizar la huella de carbono generada por el uso del email en nuestra vida cotidiana y laboral.
•Elimina los correos innecesarios de la bandeja de entrada, el spam y los correos promocionales. Procura no almacenar correos ya que este proceso también consume energía
•Vacía la papelera siempre
•Elimina de tu lista de contacto las direcciones de correos electrónicos que rebotan. Ya que estos correos también consumen energía, al tener que procesar y almacenar mensajes y generar un email de error para enviar al remitente
•Evita el envío de correos electrónicos masivos y con mensajes muy extensos. Envía correos solo a las personas necesarias
•No respondas a todo. Evita enviar correos de respuesta automática y los de mensajes cortos agradeciendo o confirmando la recepción del correo electrónico
•Reduce el tamaño del email, comprimiendo el tamaño de los archivos adjuntos como videos, fotografías o documentos
•Opta por utilizar alternativas de mensajes instantáneos como WhatsApp para comunicarte de manera más ágil y así evitar enviar correos demasiados extensos
•Procura usar servicios de proveedores de hosting de correo que utilicen energía renovable
En SIMEON ponemos en práctica las medidas para mejorar el uso del correo electrónico y por eso, somos responsables al momento de gestionar correos para impactar lo menos posible en la generación de la huella de carbono.