¿Sabe cuál es el problema con la hiperconexión en la actualidad? Que muy pocas personas tienen la capacidad de desconectarse de la virtualidad, sin dejar de aprovechar los beneficios de estar conectados a dispositivos que cada vez más simplifican la vida y contribuyen a optimizar las actividades cotidianas. Esta sobreexposición a lo digital, a lo inmediato, que se inmiscuye en todos los rincones de nuestras vidas, en lo personal, en lo laboral, en lo social, etc.; ha traído consigo el auge de síntomas ligados a la tecnología como el tecnoestrés o la nomofobia, de cuadros patológicos asociados al estrés, a la ansiedad, a enfermedades y molestias que afectan tanto la salud mental como física.

Es evidente que los beneficios de la tecnología son importantes para la vida en todas sus esferas, pero es necesario introducir periodos de descansos que le permitan al ser humano hacer uso de la desconexión digital y voltear la mirada a su entorno más cercano, a su realidad, a reconectarse con su propia vida. No solo porque es indispensable volver a conectar con lo que sucede a su alrededor, sino también porque el cuerpo y la mente necesitan liberarse de tensiones, de sobrecargas, para luego recuperarse y poder continuar con las actividades.

Ese exceso de trabajo y la falta de desconexión digital en el ámbito laboral, es una bomba de tiempo que puede aumentar el riesgo de adquirir enfermedades, entorpeciendo de esta manera, las medidas que puedan adoptarse en beneficio de la seguridad y salud laboral de los trabajadores. Estudios al respecto han señalado que la hiperconectividad (no solo en el trabajo) puede generar ansiedad, agotamiento, afectación en las relaciones interpersonales, trastornos musculoesqueléticos, disminución de la capacidad de concentración y menor desempeño en el trabajo, entre otros efectos.

Si bien, modalidades como el teletrabajo le han permitido a los trabajadores manejar sus tiempos y adecuar el trabajo con sus prioridades personales, el límite entre la vida personal y laboral se ha desvanecido, irónicamente, con la integración de las nuevas tecnologías. Se ha generado una dependencia casi que enfermiza, una exigencia desde los estrados laborales, una adicción desde las necesidades personales. El problema no es la virtualidad sino la dependencia que cada quien genere hacia ella, es la falta de control de los medios que se usan y del tiempo que se destina.

Aunque la desconexión digital en Colombia es un derecho amparado por la ley, todavía existen conductas organizacionales que obligan al trabajador a estar permanentemente en línea para garantizar la productividad, siendo esa hiperconectividad un factor de riesgo psicosocial. Y al ser un riesgo para la salud, también implica un riesgo para el funcionamiento de las empresas, pues aumentan los niveles de ausentismo, de rotación de personal y aumentan los costes en el tratamiento de enfermedades, entre otros.

De acuerdo con el estudio “Digital 2023: Global Overview Report” realizado por DataReportal, en Colombia las personas destinan más de nueve horas al día para navegar en internet. Lo que quiere decir que gran parte de su tiempo lo ocupan en realidades virtuales de las que les resulta difícil desconectarse. Entonces, ¿Por qué es tan importante la desconexión digital? Porque entre otras cosas, permite tomar consciencia del tiempo, de prestar atención al momento presente, de valorar la capacidad de socializar con las personas del entorno. Lograr instaurar hábitos de pausas digitales y la gestión adecuada de las herramientas tecnológicas, es una forma de regular aquellos factores que signifiquen un riesgo para el bienestar de los trabajadores, al tiempo que les ayuda a despejar la mente y reducir la fatiga física y cognitiva.

Lo importante de todo este ramillete de bondades que involucra la conexión digital, es que no pase a ser el centro de nuestras vidas ni mucho menos llegue a reemplazar aquellas tareas tan cotidianas como hablar mientras se ve al interlocutor. No se trata de desconectarse totalmente de la tecnología (aunque algunos pueden vivir normalmente sin estar conectados), en el mundo actual su uso es necesario; lo que implica la desconexión virtual es establecer límites, horarios de trabajo, pausas de descanso y realizar actividades que no estén asociadas a lo laboral.

Algunas de las ventajas más notorias a la hora de desconectarse de la virtualidad, son:

• Disminuye el riesgo de padecer enfermedades mentales y físicas
•Mejora la calidad del sueño y del descanso
•Reduce los niveles de ausentismo en las empresas
•Contribuye en la productividad cuando se toman las pausas necesarias
•Disminuye la dependencia a las nuevas tecnologías
•Reduce la necesidad de tener que publicar y compartir información de la vida privada
•Disminuye los niveles de estrés, al poner un límite entre trabajo y vida personal
•Reduce la fatiga visual
•Mejora la concentración y la creatividad
•Promueve la comunicación interpersonal