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EQUIDAD DE GÉNERO EN EL TRABAJO
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La importancia de fomentar la equidad de género en el trabajo

Jun 28 2023

Un trabajo decente como lo promulga la Organizacional Internacional del Trabajo-OIT, implica condiciones laborales justas tanto para mujeres como para hombres. Lo que sugiere la conformación de escenarios igualitarios y equitativos que garanticen los mismos derechos, recompensas, oportunidades y formas de trato imparciales para cualquier género. Más allá de las diferencias de género, lo importante es resaltar las capacidades individuales, sociales y las competencias laborales, en función de los requerimientos de los puestos de trabajo y sus respectivas funciones, y no, si quien aspira a acceder al mercado laboral es hombre o mujer.

En este sentido, cobra mayor importancia la necesidad de promover en las empresas conceptos determinantes como la equidad de género en el trabajo, en favor de iniciativas que derriben problemáticas como la discriminación por género y los estereotipos impuestos por sociedades patriarcales, que han delegado a las mujeres las tareas domésticas y oficios de baja remuneración del sector informal. Aunque en el plano normativo colombiano, existen leyes enfocadas a la protección de la mujer, como el derecho a la licencia de maternidad y la equidad y la igualdad de oportunidades para las mujeres en el sector público y privado; en la cotidianidad, aún se requieren acciones para concretar las iniciativas que permiten fomentar la diversidad, la equidad de oportunidades y entornos de trabajo seguros e inclusivos.

La equidad de género que promueve “la imparcialidad en el trato que reciben mujeres y hombres de acuerdo con sus necesidades respectivas, ya sea con un trato igualitario o con uno diferenciado (...)”; busca construir dinámicas sociales que apuntan a una participación desde la diversidad y el empoderamiento. En lo referente a lo laboral, la participación de las personas desde la igualdad y la equidad, contribuye al empoderamiento económico, social, cultural y político, ya que les permite acceder a recursos diversos desde la fuerza del trabajo, fortaleciendo de esta manera su autonomía, mejorando su calidad de vida y garantizando su rol constructivo en la evolución de las sociedades.

Aunque la equidad de género trata de la justicia para todos en condiciones de igualdad, lo cierto es que existe una deuda profunda con las mujeres, ya que han sido ellas quienes más desventajas han cargado durante décadas, debido a prejuicios y diferencias implantadas desde la cultura y la sociedad. Lo que ha dificultado la participación libre y equilibrada de la mujer en las distintas esferas de las comunidades. Por lo tanto, desde las instituciones gubernamentales, empresas y demás organizaciones públicas y privadas (y desde las mismas comunidades), es preciso que se ejecuten medidas que compensen esas desventajas que históricamente han impedido un desarrollo pleno de la mujer en la vida laboral, cultural, política, etc.

¿Cómo promover la equidad de género en el plano laboral?

Si bien desde la legislación existe el respaldo para promover la equidad de género, el problema de la disparidad es mucho más profundo e involucra aspectos muy arraigados a nivel cultural, lo que muchas veces puede impedir o dificultar la implementación de programas en favor de la equidad. Sin embargo, concentrar los esfuerzos en ámbitos como el laboral puede contribuir a estimular y fortalecer estas políticas, si se ofrecen entornos laborales inclusivos orientados a potenciar las capacidades de los trabajadores y establecer mecanismos que faciliten el desarrollo individual, profesional y laboral, teniendo en cuenta las necesidades particulares desde el enfoque de género.

Pero, ¿cómo promover la equidad de género en los centros de trabajo? Establecer acciones comprometidas como eliminar procesos de selección basados en distinción de género más que en las habilidades laborales; implementar una cultura inclusiva que elimine los comportamientos discriminatorios por género; ofrecer oportunidades igualitarias para acceder a beneficios de capacitación y especialización profesional; ofrecer información en temas de igualdad y equidad a toda la organización; aplicar políticas que garanticen la conciliación entre la vida personal y la laboral; fomentar la representación femenina en todos los espacios participativos de las empresas; etc.

Así pues, aplicar la equidad de género desde procesos como el reclutamiento, la contratación laboral, las capacitaciones y oportunidades de ascenso, la remuneración y la seguridad y salud en el trabajo, entre otros; podría garantizar el acceso igualitario y equitativo a la vida laboral sin importar si es hombre o mujer, lo que a su vez, incentivaría la diversidad como mecanismo para conformar equipos de trabajo que aporten potencial e innovación en los distintos procesos operativos y administrativos de las organizaciones. Todo esto en beneficio de los espacios de trabajo, las relaciones sociales, la comunicación, la productividad, el desempeño profesional, etc.

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